acupuntura
La acupuntura consiste en la inserción de pequeñas agujas del grosor de un cabello en determinados puntos del cuerpo con el fin de redistribuir el Qì, es decir, la energía, a través del cuerpo.
Cuando estos puntos están dañados, suelen ser dolorosos a la presión. De esta forma antiguamente se encontraba la relación entre estos puntos y determinadas características de la persona. En la actualidad, gracias a la investigación en este campo, se ha demostrado que muchos de estos puntos responden al principio de bioimpedancia, es decir, son zonas donde hay una menor resistencia a la conductividad eléctrica.
No se conoce con exactitud cómo trabaja la acupuntura, pero sí sabemos que es capaz de redistribuir la sangre y provocar la síntesis de ciertas hormonas y neurotransmisores. La acupun- tura trabaja de forma similar a cuando nos pica un mosquito: la sangre acude a ese punto para protegernos de la agresión. Lo mismo sucede con este tipo de terapia: la sangre acude a la zona donde la aguja es insertada. Por ejemplo, en las personas que sufren hipertensión, su «energía» está situada en la parte alta del cuerpo. En estos casos, los puntos a tratar suelen estar situados en las piernas y en las manos, es decir, en las zonas distales. De esta manera, se redirige la sangre hacia las partes más lejanas para disminuir la presión ejercida en la cabeza y el pecho. Lo mismo ocurre con las cada vez más frecuentes cefaleas, siendo en las partes más lejanas dónde se puntura para su resolución.
Por suerte, no solo contamos con las agujas de acupuntura para el abordaje de ciertos problemas físicos. En ocasiones, basta con realizar digitopresión o masajes en los puntos indicados para conseguir un efecto beneficioso.